lunes, 19 de octubre de 2020

22 de septiembre: CHAU FACEBOOK, TWITTER E INSTAGRAM

La idea de borrar las redes sociales no es algo nuevo en mi vida. De hecho, la última vez que lo hice fue en marzo/abril de este año. Gracias a eso, me puse en contacto de nuevo con un chico, que es actualmente mi novio. Así que siempre podemos sacarle algo positivo a los cambios.

Me resulta interesante volver a practicarlo. Lo llamo una desintoxicación de información, de personas.

Estamos viviendo un momento muy particular a nivel mundial, pero a nivel provincial se vive con más euforia. Las redes sociales explotan, y como siempre, dibujando la realidad.

Me considero una persona bastante activa en las RRSS, pero la sobre información que tenía ya no me hacía bien. Todo el tiempo investigando, mirando noticias, viendo qué hacía tal persona en su tiempo libre, indignándome por cómo estaba el resto del mundo en comparación a nosotros. Y así, una lista que puede seguir.

La idea es hacerlo hasta el primero de octubre, ahí hacer un balance y una evaluación. No creo que eliminar las redes sea una solución, bien usadas son necesarias y pueden ayudarnos, pero si estaría bueno moderar el consumo, como pasa con cualquier otra cosa de la vida cotidiana.

Intenté escribir día a día cómo me iba sintiendo, los cambios, los logros, recaídas. Pero no fui constante. Creo que eso se debe a que casi todos los días están siendo parecidos.

Por el momento no las extraño, me siento desconectada de la sociedad. No sé nada de mis amigas, o de la gente en sí. No he visto las noticias, no sé qué está pasando en el mundo, en el país, en Mendoza.

Me siento menos ansiosa. No estoy consumiendo boludeces de influencers. No tengo necesidad de comprar algo que ví en alguna historia. No tengo la necesidad de saber 24/7 qué están haciendo todos.

De algo me di cuenta. Interactuaba más con mis amigas por Instagram que por WhatsApp. En esta semana casi no he hablado por ejemplo. No me molesta igual estar en una burbuja unos días más, de hecho, no sé si quiero volver a tenerlas.

Es muy loco como lo que “no pasa en las redes o en los medios, no sucede”, en esta burbuja sin redes sociales no existe el Covid, el consumismo, la obsesión por likes, el ejercicio para tener el cuerpo de tal, etc. Eso no sé si es bueno o malo, porque en algún momento hay que chocarse con la realidad, enfrentarla y poder afrontar lo que nos toca vivir hoy.

De a poco volví. Las instalé de nuevo, obviamente no tengo los accesos rápidos en la pantalla de inicio, algo que, aunque parezca tonto, es importante. Desinstalé las notificaciones y al principio me olvidé que las tenía.

Fui metiéndome cada vez menos, miraba algunas noticias, en Instagram miraba las páginas de editores de videos, de cine, compartí alguna historia o publicación. Pero ya no tenía el mismo objetivo de antes, ya no me importaba quién la miraba o quién le ponía like a la foto. Supongo que el compartir con otros lo que nos hace feliz, también es importante.

Nadie sabe lo que está bien ni lo que está mal, lo principal es hacer lo que a uno lo haga sentir cómodo, bien, pleno, y sobre todo, feliz.

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